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Entre los miembros de la CUDI se encuentran
los centros públicos de investigación Conacyt. Por
tanto, debiera promoverse el máximo desarrollo
y pleno aprovechamiento de la infraestructura
de telecomunicaciones y los servicios de banda
ancha de alta capacidad existentes –tales como
educación a distancia, bibliotecas digitales,
Supercómputo Compartido y Laboratorios
Remotos, por mencionar sólo algunos– como
una plataforma compartida de los centros de
investigación del sector agua que haga posible
la articulación o coproducción de redes de
conocimiento a propósito del vital líquido en los
ámbitos nacional e internacional, una especie de
plataforma tecnológica del agua en México.
Esta infraestructura única para el desarrollo de
las actividades de investigación científica pone
a nuestro país en la disyuntiva de plantearse
seriamente cuál será el grado de apoyo político
y financiero que está dispuesto a invertir en esta
iniciativa.
En América Latina, la Red de Cooperación Latino
Americana de Redes Avanzadas (RedCLARA) –
de la que México es país miembro– representa la
articulación de las redes avanzadas locales como
un espacio regional de colaboración. RedCLARA
está interconectada, entre otras, con las redes de
Europa (GÉANT), la cuenca Asia-Pacífico (APAN,
TEIN3, AARNET), Estados Unidos de América
(Internet2), Canadá (CAnet4) y la cuenca del
Mediterráneo (EUMEDCONNECT2).
Finalmente, la línea de acción 4.4.7 consiste
en desarrollar, adaptar y aplicar las tecnologías
de la información y comunicación para facilitar
la participación social en el sector del agua. El
PNH señala que se utilizarán las tecnologías de
información y comunicación para “diseminar el
conocimiento de los problemas del agua y sus
posibles soluciones a través del envío de mensajes
dirigidos a audiencias específicas” (Gobierno de la
República,
PNH 2014-2018
, 2014, p. 145).
Un muy interesante ejemplo del uso de las TIC
en la construcción social del conocimiento son
los laboratorios vivientes. Los “laboratorios
vivientes” o
living labs
hacen referencia a una
red de laboratorios e investigadores, en los que
se incluye a la colectividad para la producción
de conocimiento, investigación y desarrollo. Se
trata de centros de experimentación donde el
proceso de investigación es abierto, cooperativo
e incluyente, pues no se ciñe únicamente a los
expertos. También abarca a los usuarios, quienes
contribuyen en el proceso de desarrollar y
modificar los productos/tecnologías desde su
contexto diario.
Los laboratorios vivientes permiten desarrollar
proyectos en colaboración “PPPP” (
Public Private
People Partnership
): ciudadanos, empresas y centros
de investigación públicos y privados (Sangüesa,
2007).
“El concepto de living labs tiene su origen en el Instituto
Tecnológico de Massachusetts (MIT), particularmente
gracias al Prof.William Mitchell del Media Lab y se presenta
como una metodología de investigación para testear,
validar, realizar prototipos y refinar soluciones complejas
en entornos reales” (Cobo, 2011:5).
Uno de los aspectos diferenciales de este tipo
de redes de investigación es que se observa el
principio del “conocimiento contextual”, al incluir
a ciudadanos de diferentes culturas y perspectivas,
quienes pueden ofrecer retroalimentación desde