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            Estudio ecosistémico del lago de Pátzcuaro
          
        
        
          diagnóstico que nunca rindieron fruto, así como
        
        
          un ordenamiento pesquero y un plan de manejo
        
        
          que no han sido aplicados (Ortiz, op. cit.).
        
        
          Al respecto de los estudios de los que han sido
        
        
          
            objeto
          
        
        
          los usuarios, en las reuniones informati-
        
        
          vas, los pescadores afirmaron estar en desacuer-
        
        
          do con los términos y metodologías en los que
        
        
          estas investigaciones se llevan a cabo. En su opi-
        
        
          nión, los estudios consumen cuantiosos recur-
        
        
          sos que no se materializan en acciones que los
        
        
          beneficien a ellos o al lago; reportan informa-
        
        
          ción ficticia y sin el consentimiento de los usua-
        
        
          rios; se legitiman con la participación de poca
        
        
          gente o personas que no los representan; reali-
        
        
          zan cálculos inadecuados que no consideran la
        
        
          compleja socio-economía y cultura pesquera de
        
        
          la región; omiten sus demandas y opiniones; la
        
        
          mayoría de las veces los investigadores no re-
        
        
          gresan para devolverles la información que re-
        
        
          cabaron y en la ocasión que esto se haga, no se
        
        
          les toma en cuenta para modificar aquello que
        
        
          se reporta con inexactitud; y finalmente, no se
        
        
          les informa de manera clara y honesta de las in-
        
        
          tenciones de los estudios ni el impacto que és-
        
        
          tos tendrán sobre el futuro de su actividad. Todo
        
        
          esto contribuye a que muchos de los miembros
        
        
          del gremio se muestren renuentes a compartir
        
        
          información con cualquier agente externo. In-
        
        
          cluso, cuando se trata de hacer participativa su
        
        
          opinión, reconocen que no existe una represen-
        
        
          tación legítima de todos los pescadores ante
        
        
          ninguna instancia gubernamental. En todo caso
        
        
          se observa todavía la tensión entre uniones de
        
        
          agalleros y de chinchorreros, que no olvidan los
        
        
          hechos de violencia física que llegó existir entre
        
        
          ellos, a fines de la década de 1980 y principios
        
        
          de 1990, cuando llegó a un punto máximo las
        
        
          tensiones entre uniones de pescadores regidos
        
        
          por el marco institucional comunitarios, con
        
        
          aquellos pescadores fundamentados en la ra-
        
        
          cionalidad de producción comercial. La actual
        
        
          representación está en alguien que no  identifi-
        
        
          can plenamente como pescador, en una locali-
        
        
          dad tradicionalmente de chinchorreros, y de la
        
        
          menor identidad p’urhépecha de la ribera. En la
        
        
          consulta sobre el ordenamiento pesquero inter-
        
        
          vino COEECO, a través de estas vías, lo cual fue
        
        
          visto como nada representativo del sentir de las
        
        
          uniones de pescadores.
        
        
          Es evidente que la larga serie de intervenciones
        
        
          ha dejado como saldo un desgaste social muy
        
        
          importante y una desconfianza arraigada entre
        
        
          muchos miembros del sector pesquero no solo
        
        
          hacia los estudios, sino hacia todo tipo de pro-
        
        
          gramas e intervenciones de gobierno e incluso
        
        
          de instituciones académicas. Ello se fundamen-
        
        
          ta en gran medida en los magros, nulos e in-
        
        
          cluso contraproducentes resultados que han
        
        
          generado años de inversiones encaminadas a
        
        
          detener o revertir el deterioro del lago e impul-
        
        
          sar el desarrollo socioeconómico (entrevistas;
        
        
          Castilleja, 2004; Garibay, 1993). Algunas de estas
        
        
          intervenciones han sido cuestionadas en cuanto
        
        
          la asignación y manejo de recursos, generando
        
        
          conflictos al interior del gremio y de las mismas
        
        
          uniones (entrevistas). Además, la diversidad de
        
        
          instituciones que tienen incidencia en el mane-
        
        
          jo del lago y el recurso pesquero y los programas
        
        
          y regulaciones que éstas generan, dibujan un
        
        
          panorama complejo y confuso para los usuarios
        
        
          (entrevistas; Castilleja, op. cit.). Algunas inter-
        
        
          venciones han fomentado la creación de relacio-
        
        
          nes clientelares y de dependencia entre el sector
        
        
          y las dependencias públicas.
        
        
          En entrevista, pescadores y líderes de organi-
        
        
          zaciones pesqueras también coincidieron en
        
        
          considerar que las intervenciones en el Lago de
        
        
          Pátzcuaro en general y en el sector pesquero en
        
        
          particular, persiguen fines políticos y económi-
        
        
          cos más que ambientales, toda vez que perci-
        
        
          ben que los cuantiosos recursos asignados para
        
        
          este rubro se han capitalizado en las manos de
        
        
          funcionarios de gobierno, organizaciones no gu-
        
        
          bernamentales, académicos y líderes políticos
        
        
          con programas que han demostrado poca efec-
        
        
          tividad. Tal es la crítica, por ejemplo, hacia los
        
        
          programas de empleo temporal, los estudios de