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Por esas épocas y con ese aprendizaje, varios inge-
nieros jóvenes mexicanos egresados de centros de
estudios superiores como el Instituto Tecnólogico
de Massachusetts y las universidades de Harvard,
Illinois y Princenton, de los Estados Unidos de Amé-
rica, regresaron a México con la idea de construir
una institución comparable a las norteamericanas
donde se hiciera investigación y se estudiaran los
problemas de la ingeniería mexicana en sus distin-
tas disciplinas: estructura, hidráulica, sísmica, me-
cánica de suelos, etc. Fueron los inicios de los que se
ocupan con más detalle los documentos del Institu-
to de Ingeniería de la Universidad Nacional Autóno-
ma de México, UNAM, al conmemorar sus sesenta
años de existencia.
Así, nació el Instituto de Ingeniería en 1955. Entre los
más importantes promotores de aquella organiza-
ción estuvieron los ingenieros Nabor Carrillo, Javier
Barros Sierra, Bernardo Quintana y otros. Ellos pen-
saron que la mejor opción era integrar al Instituto de
Ingeniería en la Facultad de Ingeniería, al tiempo que
esta se instalaba en Ciudad Universitaria. En 1956, el
Instituto de Ingeniería (II-UNAM) era ya una realidad.
Por otra parte, en el sector público se crearon la-
boratorios hidráulicos para analizar problemas par-
ticulares que se planteaban en el desarrollo de los
recursos hídricos del país. Hasta 1949 había cuatro
laboratorios: San Jacinto y Tecamachalco, aguas
abajo de la presa Tecamachalco, ambos en la Ciu-
dad de México; Chapingo y Marina.
Para conocer los intentos de aplicar tecnologías in-
novadoras en la solución de problemas hidráulicos
atípicos antes de la creación del IMTA, nos remiti-
mos a la revisión de contenidos de la entonces revis-
ta técnica
Ingeniería hidráulica en México (RIHM),
que recoge experiencias de destacados ingenieros
que tenían esas responsabilidades.
1930–1985
Algunos hechos interesantes y curiosos de aquellas
épocas y los nombres de grandes ingenieros revelan el
interés que ya se manifestaba por solucionar proble-
mas que en esos años requerían de atención especial,
nuevos enfoques o métodos de cálculo particulares.
- 1930.
Los planos de las obras hidráulicas los
hacía a mano la J. G. White Enginnering Corp.
Inc., compañía norteamericana donde se ca-
pacitaron muchos ingenieros mexicanos. El
estudio de las cuencas en México incluía la
medición de extensiones en “leguas”.
- 1940
. William P. Grager, de la American So-
ciety of Civil Engineers (ASCE), sugería un
programa amplio de investigación de las
probabilidades de ocurrencia de tormentas
extraordinarias que pudieran afectar a la se-
guridad de las presas.
- 1947.
En el número de enero–marzo de este
año de la
RIHM
, el secretario de la recién crea-
da SRH, Ing. Adolfo Orive de Alba, daba a co-
nocer el programa de gobierno 1947–1952
del presidente Miguel Alemán. El Ing. Fernan-
do Hiriart presentaba la organización de la
Oficina de Ingeniería Experimental, destacan-
do que “la importancia que esta oficina tiene
en el diseño de toda clase de estructuras de
obras hidráulicas [respondía] a un alto grado
de resistencia y eficiencia en su funcionamien-
to”. La Comisión Nacional de Irrigación (CNI)
comenzó sus trabajos en el campo de la in-
geniería experimental en 1936, con la insta-
lación del Laboratorio de Mecánica de Suelos
y Ensaye de Materiales, en San Jacinto, DF. A
medida que las necesidades de experimenta-
ción crecieron, se ampliaron las instalaciones,
y en 1945 se dotó de un local apropiado a la
Oficina de Ingeniería Experimental en Teca-
machalco, DF. El Ing. don Manuel Anaya y So-
rribas escribía sobre la construcción de nue-
vas obras de provisión de aguas y drenaje en
la república para cerca de 1 100 000 habitan-
tes. Hablaba de agua, salud, beneficio social
y distribución del ingreso, temas y problemas
que todavía hoy son de actualidad.
El Dr. Javier Barros Sierra , junto con los doctores Nabor
Carrillo y Bernardo Quintana, fue un importante promotor de
la creación del Instituto de Ingeniería en 1955.
