Manejo de la recarga de acuíferos: un enfoque hacia Latinoamérica - page 278

Manejo de la recarga de acuíferos: un enfoque hacia Latinoamérica
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gradual que se distribuye a lo largo de algunos meses, lo que origina diferencias cíclicas importantes
en el funcionamiento, cantidad y calidad del río.
Lo anterior sugiere la necesidad de manejar el río tomando en consideración dos etapas, lluvias y
estiaje, en cada una de las cuales el gasto promedio es distinto y en donde dicha variación tiene
implicaciones en la determinación del potencial de aprovechamiento del caudal para distintos usos.
En la época de estiaje el río lleva poca agua (0.5549 m
3
/s). Parte de este gasto es aprovechado
por la planta potabilizadora para el abastecimiento a la población (0.200 m
3
/s). Por otro lado, los
excedentes producidos en la época de lluvias (gastos mayores de 1 m
3
/s) se van directamente al
drenaje, por lo que se recomienda utilizar estos excedentes para la recarga del acuífero de la ZMCM
durante los meses de junio a octubre.
Para evaluar la evolución de la recarga en el acuífero en términos de cantidad y calidad del agua se
proponen establecer tres zonas de control con base en las características topográficas, geológicas
e hidrogeológicas de la región. La frecuencia de medición de los niveles estáticos y la evaluación
de la calidad del agua subterránea en cada zona estará en función de la distancia a los pozos que
aprovechan el agua subterránea y que se establecen en el acuífero ZMCM
).
La zona 1, comprendida entre los 4.6 a 7.0 km de distancia, contiene 13 pozos. La zona 2, ubicada
entre los 7.0 y 10 km de distancia, cuenta con 27 pozos. La zona 3, localizada entre los 10 y 12 km
de distancia, contiene 24 pozos.
La parte alta del río Magdalena (3,300 msnm) es sumamente angosta y se alimenta con el agua
de los manantiales vecinos; este lugar es relativamente plano e induce la formación de meandros.
Hacia los 2,800 m, a pesar de la incorporación del agua proveniente de otros arroyos, el río se
compacta debido a la resistencia al flujo en un lecho de rocas consolidadas, lo que provoca cambios
abruptos en la sección transversal. Entre las cotas 2,800 y 2,300, la pendiente del río es sumamente
irregular, lo que le da el aspecto de rápidos. Esta situación peligrosa se remedió en los años 80–90
con la construcción de pequeñas presas que detienen la fuerza de la corriente.
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