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refuerce los objetivos de las diferentes instituciones. El propósito es lograr
intervenciones integrales orientadas a afianzar el desarrollo local en manos
de la propia población. Ello amerita de “mediaciones” que pueden ser de-
sarrolladas por los grupos participantes, quienes conocen de mejor manera
las características y necesidades de la población. Los organismos civiles,
comités vecinales y redes locales pueden jugar este papel.
Las tareas de supervisión son fundamentales para mantener la transpa-
rencia, generar la confianza y fortalecer la credibilidad de las instancias gu-
bernamentales. Un mecanismo ideal es la creación de una contraloría social
que siga de cerca y de manera permanente la ejecución de las distintas ac-
tividades del proyecto y el uso de los recursos. Esta práctica, además de ser
un mecanismo ciudadano de vigilancia, dotará de solvencia al proyecto y
será un proceso educativo para las personas participantes, quienes adqui-
rirán conocimientos en procedimientos, normas, administración y manejo
financiero. Para ello, pueden recuperarse experiencias exitosas en diversos
países de la región, entre otros, el mencionado presupuesto participativo
o los observatorios ciudadanos de agua y saneamiento con una orienta-
ción más autónoma de las estructuras gubernamentales. En estos órganos
de control y vigilancia ciudadana deben estar representadas las mujeres, la
población indígena, migrantes y todos los grupos sociales que con frecuen-
cia carecen de representación.
La creación de una contraloría social es un
mecanismo ciudadano de vigilancia que
dotará de solvencia al proyecto